El desarrollo de programas de resolución de conflictos en la educación no sólo contribuye a la mejora del clima de centro, convirtiéndolo en más democrático, participativo y tolerante.
También repercute en el clima de trabajo de clase, por lo que facilita el aprendizaje, ya que habrá más colaboración y mejor comunicación.
Estos aspectos conducen no sólo a un mejor aprendizaje de los contenidos cognitivos, sino que los alumnos/as son más maduros en sus habilidades sociales, ya que son más dialogantes y negociadores, responsables (deben comprometerse con su palabra), respetuosos con las diferencias y tolerantes con las divergencias. Proponemos pues:
• Desarrollar las destrezas básicas necesarias para la aplicación de estrategias que faciliten el aprendizaje de conductas positivas en el entorno familiar, escolar y social.
• Adquirir las competencias necesarias para solucionar conflictos relacionados con la autoestima, las relaciones interpersonales, las habilidades sociales, la clasificación de valores y el autocontrol de la conducta.